Si hay lugares que te dejan una huella imborrable, esta hacienda es uno de esos lugares apacibles y edénicos.
El misterio que rodea la construcción de esta propiedad la hace aún más mágica y única.
En efecto, su apariencia de edificio religioso y monástico nada tiene que ver con el proveedor de nieve y hielo que fue la hacienda en el siglo XVII, como lo confirma la inscripción en una de las piedras ornamentales sobre la puerta principal, y los pozos que se utilizaban para este fin, que aún son visibles.
Convertida ahora en una encantadora casa de huéspedes y lugar de recepción, la Hacienda es, no obstante, una página viva de la historia de lo que fue este edificio a lo largo de los siglos.
Rodeada de su olivar con 1.650 olivos, cuenta también con su propio parque fotovoltaico, varios pozos y una piscina.
En 2009, la propiedad se renovó por completo y se transformó en un hotel con encanto, por no decir un pequeño rincón del paraíso. Para ello, se han diseñado 13 habitaciones con estilo propio para aquellos que buscan refugio, paz y belleza, a tan sólo 1 hora del aeropuerto de la más bella de las capitales andaluzas: Sevilla.