Durante el siglo XVIII y la primera parte del XIX, muchos pueblos de la provincia de Cádiz se dedicaron a los productos derivados de la lana. Se hicieron múltiples referencias a las mantas y capas la zona, había un Real Decreto por medio del cual Felipe V había otorgado privilegios a los que fabricaban textiles y productos de lana en aquella época.
A pesar de su situación en la sierra, a unos 900 metros sobre el nivel del mar, no eran un pueblo aislados que languidecía a la sombra otras ciudades de la comarca
Se utilizaban treinta mil arrobas de lana en la fabricación de estos textiles. Había diversas industrias auxiliares, tales como el lavado, tinte y abatanado de la lana y unos 4.000 personas trabajaban en la industria.
Se dice que en esos pueblos de la provincia de Cadiz llovía mucho, a esta circunstancia se contaba que el secreto de sus lanas que eran más limpias y mejor lavadas que la lana de otras zonas.
Durante varios siglos la artesanía textil se destacó en la región como centro manufacturero. Sin embargo, durante la década de 1870 el pueblo empezó a decaer muy rápidamente debido a la influencia de la fabricación industrial en los centros urbano
Esta antigua fábrica de mantas, ha sido transformada en una vivienda con 992 m² construidos
Cuenta con 8 amplios dormitorios, 3 baños, salones espaciosos y una cocina rústica .
Rodeada de frutales, un huerto productivo y una refrescante piscina, esta finca es un verdadero oasis natural.
Siguen visible la rueda de agua y algunas máquinas que se usaban para fabricar las mantas.